Ya no queda un tema en las mudeces
hechas de esperanzas por caer.
He perdido todo tantas veces
que he perdido el miedo de perder.
Me acorrala un ceño amenazante,
pienso en la amargura del dolor;
hiere el corazón que palpitante
desconoce el fierro y su furor.
Supe de mi vida que era vida
cuando sin saber me convidó
el que la inventó como salida
a la tempestad que delegó.
Tengo la mirada consumida,
llevo cabizbaja la sonrisa.
¡Quién me convenciera de la huida!
¡Quién de regresar a toda prisa!
Cristino Alberto Gómez
27 de julio de 2018
@CristinoAlberto
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