Llegas a mí con cada estrella.
En cada luna vienes a mis brazos.
Es un sueño insoportable y largo
cuando te alejas a la verdad de nuevo.
Andan mis manos los cerros de tu pecho.
Hoy te recuerdo. Sí que te recuerdo.
Las huellas de tus labios derriten mis papilas
y tu respiración aún me desespera.
Tu nombre es mi canción, tu sonrisa mi espejo.
Me despierta tu voz, me acarician tus manos.
Fatal el desengaño cuando al abrir los ojos
te has ido con la noche, tal vez junto al rocío.
Te pienso por las noches, te extraño en las mañanas.
Tu recuerdo en las tardes me cubre toda el alma.
¡Amor! Ya no te pierdas. Ven conmigo, preciosa.
Se congela mi cuerpo. ¡Ven, ya no te vayas!
Cristino Alberto Gómez Luciano
3 de marzo del 2008
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