Hoy entonaré contigo
el canto de la montaña,
como lo entonan las aves
avanzada la mañana,
y cuesta arriba los pinos
con sus violines y arpas.
Tengo ganas de subir
paso a paso, hasta la cima,
allí silbar o rugir
sin que lo impida
el murmullo de las calles
ni la opresión lo prohiba.
Quiero cantar, pero quiero
que se escuche el zumbido
mientras subimos el cerro
al compás de los latidos.
¿Entiendes, mi bien? Yo quiero
saber que cantas conmigo.
Cristino Alberto Gómez
Jarabacoa, 9 de febrero del 2009
Ha vuelto la inspiración
ResponderBorrarLa que nunca se había ido,
Posaba entre las ramas,
su regreso opaca el olvido
tal silbido en las montañas.
Gracias, hermano, por tu mensaje en hermosos versos. Dios te siga iluminando por siempre.
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