Cristino Alberto Gómez/11 de febrero de 2013
En el
momento cuando escribo estas breves líneas, algunos estudiantes están pensando, dormidos o despiertos junto
al primer indicio matinal mientras los gallos cantan, en el final de la
narración que vienen creando, el nuevo poema que escribirán este día, la
información que les faltó poner en su ensayo o sencillamente cómo iniciar la
obra si ya se encontraron con la famosa página en blanco al tratar de escribir
su libro para la clase de Literatura. Habiendo
vivido esta emocionante experiencia, y siendo aún principiante 10
años más tarde, he querido escribir de mi propia reflexión algunos comentarios (necesitaría más
experiencia para hablar de consejos) que espero les sirvan de orientación. ¡Cuánto mejor si también resultan interesantes
para otros escritores nacientes!
1. Tú no inventaste el idioma. Emociónate, si quieres, mientras escribes pero
no olvides que estás redactando un texto para que alguien más lo lea. Existen códigos lingüísticos que facilitan la
comunicación, permitiendo que la persona lectora interprete lo más cabalmente
posible aquello que intentas transmitir en tu rol de escritor o escritora. Esos códigos se llaman idiomas. Si pretendes escribir el libro en castellano,
debes tener cierto dominio del castellano. No vayas sin herramientas a realizar este
trabajo con el cual revelarás quién eres, qué sabes y cómo piensas. Asegúrate de utilizar las palabras apropiadas
para manifestar cualquier idea, así como de escribirlas correctamente. No es lo mismo "haya" que
"allá", ni "ahí" que "hay". Recuerda también las reglas gramaticales; por
ejemplo, la concordancia de género y número: si dijiste "las", debes
decir "mañanas", no "mañana"; "claras", no
"claros". No te obsesiones con
las comas; existen otros signos de puntuación para usos diferentes. No escribas corrido como si retado a incluir
el mayor número de palabras en una sola oración.
2. Tú no eres el primer escritor. A menos que seas una iluminada o un mítico, no
puedes escribir un libro de calidad sin previamente haber leído libros de
calidad. Escritores como Honoré de Balzac, Arthur Rimbaud, Francisco de Quevedo, Pablo Neruda, Hermann Hesse,
Máximo Gorki, Julio Cortázar, Laura Esquivel, León Tolstoi, Fiodor Dostoievski,
Horacio Quiroga, Juan Bosch, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Ernest Hemingway, John Steinbeck, Jared Diamond, José Saramago, Eduardo Galeano, Jorge Luis Borges, Pedro Mir, Javier Moro, Guy de Maupassant, Jules Verne, Paulo Coehlo y otros no han escrito a la ligera. Lee, relee y luego lee. Entonces inspírate y escribe bien tu libro,
sea este de narrativa, de versos, dramática, de historia u opinión.
3. No te limites por el número de
páginas. Sé que puedes estar
escribiendo un texto sin más motivo que el de completar un trabajo en la clase
de Literatura, pero es posible también que estés aprovechando esta oportunidad
para darle curso al sueño de escribir aquel libro para cuya producción no
habías encontrado las circunstancias ideales, o bien para desarrollar el
talento que tenías aún por descubrir. Si
tu caso es el primero, poco sentido tiene que hagas un esfuerzo adicional;
sencillamente escribe lo que quieras y termina pronto ese trabajo que te
inquieta. Pero si escribir te motiva y
quieres hacerlo con calidad, entonces olvídate de la mínima extensión del libro
como trabajo para una asignatura. Un
buen libro, sea este de poesía, haikus o micro-relatos puede ser mucho menor de
cien páginas y eso no implica que sea de poca calidad. Del contrario, recuerda en cuáles envases
vienen los buenos perfumes. Más aún, ¿ya
leíste "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", de Pablo
Neruda? Pero no solamente a lo breve quiero
referirme. ¿Acaso no te ha pasado que empiezas
escribiendo una idea y llegas a diez páginas sin percibir el tiempo
transcurrido mientras agotas tinta y papel? Olvídate de los límites y sigue escribiendo tu
novela hasta completar la historia que tú, magno creador de sus personajes, paisajes
y episodios, sientas haberla completado en contenido y relevancia. Agrégale capítulos si es necesario, aún
después de haberla impreso.
4. El primer borrador no es perfecto
ni sagrado. El buen escritor lee
mucho, luego escribe y revisa lo que escribe. No te afanes por publicar ni te presiones; yo
que también soy principiante he tenido igualmente la sensación de haber creado
una obra perfecta, para eso los rayones antes de completar cada verso u
oración, mas sólo hasta el momento de leerla corrector en mano. Escribe y revisa, luego concéntrate en algo
diferente y al rato, o al siguiente día, revisa nuevamente. Si estás escribiendo directamente en la
computadora, imprime y revisa la calidad de lo que has escrito. Si tienes una persona de confianza que además
sea positiva y domine bien el idioma, pídele que lea tu texto, te diga su
interpretación y luego qué aspectos considera que puedes mejorar. Sus palabras tampoco son divinas; escucha,
considera sus observaciones y analiza si las transformaciones propuestas
permiten mantener la originalidad de la historia, que es tan sólo tuya como lo
será de tus afortunados lectores.
5. Los escritores famosos y los
clásicos iniciaron como principiantes. No te avergüences de tus primeras producciones
y borradores. Si te apasiona la
literatura (y esta es una gran oportunidad para descubrirlo) escribe, lee y
sigue escribiendo. No dudo que en unos
años, sí, te reirás de algunos escritos tuyos de hoy pero te aseguro que no
fuiste el único ni la única. De mi
colección "Amores blancos",
la mejor selección que pude hacer al momento de presentar un libro a la clase
de Literatura, ningún poema forma parte de "Ha vuelto el agua" (2010), mi primer libro publicado. Esto lo dice un principiante, pero debes saber
completamente que los escritores consagrados, incluyendo aquellos que sin pensarlo
han sabido sobrevivir generaciones y siglos convertidos en clásicos, indudablemente
iniciaron como principiantes. La
práctica hace al maestro y el pie del dueño abona la tierra. Sigue caminando por estos valles y montañas
con adorno de rocío, los amaneceres que dan la bienvenida a lo mejor de tus
creaciones y las noches diversas alumbradas por tus personajes y emociones.