Dame tu mano
y nombraré los siglos que no sabemos.
Recorreré contigo las olas bravas de la existencia,
las tibias llanuras cuando posemos casi dormidos
sobre estas sábanas heladas.
Dame tu mano
y soñaré con ella junto a la mía,
antes del tiempo.
El tiempo,
es el tiempo.
No hay más historias ni versos.
Es singular el momento
cuando vuelves conmigo,
inmensamente,
pero de nuevo tú duermes,
yo despierto.
Cristino Alberto Gómez
15 de marzo de 2015
@CristinoAlberto
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