Hoy despedacé mi barca. Demolí una montaña rocosa para nadar y nacer.
Hoy le mentí a la noche y caminé descalzo por la carretera. Vendí mis ojos por futuro, mis manos por senderos, mis versos por latidos.
Hoy renací dormido como llega la nueva criatura, cuando aún es ciega su confianza en el mundo que le moldeará mañana.
Hoy consumí la tierra para no sembrar la cizaña ni la zarza. Saboreé palabras amargas. Despinté mis sueños y recuerdos.
Hoy morí despierto.
Cristino Alberto Gómez
15 de marzo de 2015
@CristinoAlberto
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