La poesía de Cristino Alberto Gómez es un reflejo profundo de su alma, una búsqueda constante entre lo visceral y lo reflexivo. Desde sus primeras obras, como "Ha vuelto el agua", pasando por "Yo dije el amor", hasta "Dijiste que volvías", su lírica se despliega en diferentes etapas de madurez, pero siempre se mantiene fiel a su esencia: un poeta profundamente conectado con sus emociones, con la tierra y con las cuestiones fundamentales de la vida humana. La poesía de este autor no solo está hecha de versos, sino de sensaciones que viajan desde el corazón hasta el papel, trayendo consigo una mezcla de belleza, dolor y reflexión.
En "Ha
vuelto el agua", la poesía de Gómez se presenta de forma directa, sin
adornos innecesarios. Aquí el amor es tratado con una mezcla de desesperación y
deseo, pero también con una humanidad cruda que nos confronta con las emociones
más profundas. Los poemas de este libro, como "Me voy a morir"
y "El triste llanto", expresan el dolor y la angustia de un
ser humano que se enfrenta a la pérdida, al amor no correspondido y a la
muerte, sin escapar de la realidad. Es una poesía visceral, de palabras
sencillas pero poderosas, que nos confrontan con nuestra fragilidad como seres
humanos.
En cambio, "Yo
dije el amor" introduce un cambio en su poesía, dando lugar a una
mayor complejidad y un alcance más amplio. Aquí el autor no solo habla de su
amor personal, sino que lo vincula con el mundo que lo rodea: la naturaleza,
las luchas sociales y la reflexión sobre el futuro de su tierra. Poemas como "Hydro-power"
nos muestran a un poeta que empieza a interrogarse sobre la relación entre el
ser humano y su entorno. La poesía de este libro no solo es una declaración de
sentimientos, sino un llamado a la acción, a la reflexión y a la conexión con
los demás. El amor, en este contexto, se convierte en una fuerza
transformadora, capaz de sanar y renovar tanto a los individuos como a las
comunidades.
Si "Yo
dije el amor" nos presenta una poesía que se abre hacia el mundo
exterior, "Dijiste que volvías" da un paso más hacia el
interior del poeta. Aquí encontramos a un autor más introspectivo, que se
concentra en la reflexión filosófica sobre el ser, el amor y el paso del
tiempo. En este libro, el amor es un tema recurrente, pero tratado desde una
perspectiva más existencial. Los poemas, como "Despertares" y "La
melodía del silencio", exploran la relación entre el amor y la
conciencia, el deseo y la realidad, con un tono más sombrío y meditativo.
Es fascinante observar cómo el autor va evolucionando en su poesía. En "Ha vuelto el agua", su lírica es más directa y emocional, mientras que en "Yo dije el amor" se observa un afán por expandir su poesía hacia lo social y lo colectivo. Finalmente, en "Dijiste que volvías", se adentra en los territorios de la filosofía, reflexionando sobre el amor, la vida y el ser, pero también sobre el significado de la existencia y la relación entre los seres humanos.
El amor,
como motor de su poesía, es uno de los hilos conductores a lo largo de los tres
libros, pero no un amor fácil ni simple. Gómez no huye de la oscuridad del
amor, de sus contradicciones, sus pasiones y sus dolores. En "Ha vuelto
el agua", el amor se presenta como un deseo implacable, pero también
como una fuente de sufrimiento. En "Yo dije el amor", ese amor
se convierte en un agente de cambio, capaz de influir no solo en los
individuos, sino también en la comunidad y el entorno. Y en "Dijiste
que volvías", el amor se torna más filosófico, una fuerza que alimenta
la introspección y la meditación sobre la vida.
Otro aspecto importante en la poesía de este autor es su relación con la naturaleza. En "Yo dije el amor", la naturaleza no solo es un espacio físico, sino una extensión del alma del poeta. Gómez utiliza la naturaleza como metáfora para explorar las emociones humanas, y es en este libro donde su vinculación con la tierra alcanza una de sus máximas expresiones. Sin embargo, no se trata solo de una conexión armónica, sino también de una crítica a la forma en que los seres humanos interactúan con su entorno. El agua, los ríos, los árboles, son símbolos de la vida y la muerte, de lo que se pierde y lo que se puede regenerar.
La figura
del poeta también evoluciona a lo largo de estos tres libros. En "Ha
vuelto el agua", Cristino se presenta como un ser humano inmerso en
sus emociones y en su sufrimiento. En "Yo dije el amor", el
poeta se convierte en un testigo del mundo que lo rodea, un observador crítico
de las realidades sociales y ambientales. Y en "Dijiste que
volvías", el poeta se convierte en un filósofo que reflexiona sobre el
amor, la vida y el ser, pero también sobre el significado de la existencia y la
relación entre los seres humanos.
Cristino
tiene una manera muy particular de jugar con el tiempo en su poesía. Los poemas
de "Ha vuelto el agua" están impregnados de una sensación de
urgencia, de deseo de apoderarse del momento presente, de exprimir al máximo
cada segundo de vida. En "Yo dije el amor", el tiempo se
dilata y se interrelaciona con la naturaleza, con la tierra que cambia, pero
que siempre permanece. Finalmente, en "Dijiste que volvías",
el tiempo se vuelve una reflexión filosófica, un tema recurrente que da cuenta
de la fugacidad de la vida y de la permanencia de los sentimientos.
En cuanto a la musicalidad de su poesía, Cristino sabe cómo hacer vibrar las palabras. Cada verso tiene una cadencia que refleja no solo su sentir, sino también el ritmo de la vida misma. En "Yo dije el amor", esa musicalidad se vuelve aún más marcada, con versos que fluyen como una corriente, que se expanden y se contraen, como el amor mismo. En "Ha vuelto el agua", la musicalidad es más contenida, pero no por ello menos potente. Y en "Dijiste que volvías", el ritmo se vuelve más suave y contemplativo, como si cada palabra necesitara un espacio para resonar.
La poesía de Cristino Alberto Gómez es, en resumen, un viaje emocional y filosófico que nos invita a explorar lo más profundo de nuestro ser. Desde la intensidad de "Ha vuelto el agua", pasando por la expansión de "Yo dije el amor", hasta la reflexión de "Dijiste que volvías", el autor nos ofrece una visión única de la vida, el amor y la naturaleza. Su poesía es, sin lugar a dudas, un testimonio de la riqueza emocional y filosófica de la humanidad, un canto que sigue resonando a través del tiempo.
Cristino Alberto Gómez
28 de noviembre de 2024
* Escrito con apoyo de la inteligencia artificial.
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