Lloro porque sólo el padre
sabe si habré de sufrir;
muero de nervios, compadre,
porque me voy a morir.
No sé cuándo, no sé dónde,
a mí la muerte vendrá.
Gritando: “¿por qué te escondes?”
su amarga voz llamará
-¿cómo lo aprendió?- mi nombre
y un tonto responderá.
República Dominicana, 6 de octubre del 2007
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