Azul Dios sólo cuando sabe
por qué se tornan, dulces aguas,
griten al descender. No callen.
Digan que me ama.
Sobre estas piedras que acorralan
mi soledad y al que la lleva,
fuerte calor donde arde un alma,
vengan, congelen su pena.
Que venga exijan y sienta
de su dulzura cuan tierno
azul hallar donde encuentra
la frescura del invierno.
Cristino Alberto Gómez
Costa Rica, 5 de marzo del 2005@CristinoAlberto
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