¡Qué mísera mañana
he consumido!
Y yo cobarde
no he comprendido
que fue con la mañana si he dormido.
Mi pecho arde,
las horas he vencido,
nublado el cielo, pintado el aire
pero he venido
a media tarde.
Cual viento entre las copas
al visitar los pinos
cuando florece el sauce,
voy descifrando coplas
ebrio de vino, en busca del desaire
porque he venido
a media tarde.
Me ha rebasado el día
en largo viaje
de sueños y montañas,
de melodía.
No supe de mañanas.
La juventud escapa
si es que habitó estos valles
porque he venido
a media tarde.
Al pecho va mi espada,
al cuello el agua
que marca el rumbo al sable.
Se apagan mis latidos,
descansa la calle
porque he venido
a media tarde.
Se acaban las palabras
que también son aire
perdido en la distancia
sin avisar que sale.
No escuches el sonido,
no vaya a molestarte.
No susurré a tu oído
ni lograré abrazarte
pero he venido
aun a media tarde.
Cristino Alberto Gómez
13 de noviembre de 2010
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