No me vengas a decir, amigo,
que podré olvidarla, que los tiempos cambian.
Yo la quiero aquí conmigo.
Que quizás estuve confundido,
que pensé quererla, que tal vez soñaba,
no me vuelvas a decir, amigo.
No soporto la distancia larga,
las eternas eras, lo probable y frío.
Yo no miro que los tiempos cambian.
No te extrañe que su amor mendigo,
que cultivo rosas para su llegada.
Yo la quiero aquí conmigo.
Cristino Alberto Gómez
13 de noviembre de 2010
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