“No venimos al mundo para tener una vida cómoda, venimos para vivir” CAGL
La película “Cadena de favores” nos presenta hacia el mundo con el poder de realizar cambios en él. Quien la mira de una manera analítica se anima a formar parte del cambio, a interesarse por marcar alguna huella sobre el océano de la vida mediante la solidaridad con el prójimo. Y digo océano porque creo que eso es la vida: un extenso mar donde hay que saber elegir entre nadar para llegar a tierra firme o hundirse poco a poco, donde hay que saber resistir para dirigirse incluso contra el viento con el fin de llegar a ese destino, donde hay que tener paciencia para ver pasar los días remando frente a la meta sin llegar, donde hay que soportar tormentas y mantener la fe… un alta mar donde hay todo un círculo de direcciones para elegir tan sólo una de ellas.
Me da mucho qué pensar cuando el profesor Simonet dice a sus alumnos: “El reino de la posibilidad existe”. Aunque bajo una vaga impresión primera parezca que cambiar el mundo es algo difícil, pesado, utópico, la idea cambia cuando se le agrega una dosis de disposición y convencimiento personal de que se puede. Y de hecho se puede cambiar el mundo si nos disponemos en cuerpo y alma. ¿O acaso no es otro el trato a la población negra norteamericana desde que uno de sus integrantes, al que el mundo conoce como Martin Luther King, decidiera hacer realidad el sueño de ver blancos y negros juntos? Él fue persistente en su lucha, contagiando el espíritu de la no violencia a sus compañeros de raza, y juntos los negros tuvieron que arriesgarse a sufrir, y a morir en el intento de cambiar su mundo. Y esa también ha sido la historia de muchos otros líderes que han encontrado un camino a seguir, y ese camino ha sido estrecho pero recto hacia el fin que han perseguido.
El mismo Trevor, personaje principal de la película vista, pasó por momentos críticos, como sucede cuando se acerca a Simonet y él no le recibe de buen agrado al pensar que Trevor trataba de burlarle. Pero el niño no se deja desanimar y continúa el plan que le permitiría beneficiar a sus familiares, compañeros, a desconocidos e incluso al mismo Simonet.
El mundo ofrece muchas oportunidades y posibilidades, entre las que el no actuar es una mera decisión a fracasar. Yo creo que se puede hacer mucho cuando se lleva a Dios sobre todas las cosas, cuando se hacen las cosas por amor. ¿Quiénes somos si no tenemos amor por Dios, por nosotros mismos y por el mundo? Jesús nos enseñó a amar a los demás, a vivir para servir, a morir por los amigos, a separarnos de los intereses personales para hacer el bien al otro.
Hay que combinar tres grandes valores en la formación personal y en la puesta en ejecución de cualquier proyecto de vida: bondad, fuerza y sabiduría. Si no se proporcionan esos factores no seremos capaces de emprender un proyecto de vida exitoso, y nos veremos ante el riesgo de ser usados por otros, nadar a favor del viento sin marcar una huella a nuestro paso, o peor aún, usar la capacidad en maleficio de los demás.
Yo me siento comprometido con Dios y con el mundo. No me parece justo tomar de gratis toda la vida que recibo de su parte. El mundo espera que yo aproveche esta única y majestuosa oportunidad para servir y encontrar la felicidad en el bien ajeno. Sé que tengo la capacidad de cambiar el mundo, pues cuento con el recurso esencial: la vida. Sólo me falta discernimiento para hacer lo mejor que pueda, el MAGIS ignaciano, y desde entonces la idea será buscar los objetivos y metas en vez de esperarlos llegar.
Yo voy a demostrar la irrelevancia de muchos elementos, a mi parecer vanos, que en el mundo se han hecho tan abundantes que parecen imprescindibles, y manifestar que se puede vivir de un modo diferente. Quiero demostrar que lo importante no es tener una vida larga, sino que cada segundo sea vivido al máximo…. vivido en el sentido del amor, porque vivir es amar, aprovechar las oportunidades y no aprovecharse de ellas. Porque no estamos en el mundo para conseguir sino para dar de nosotros… porque lo que conseguimos algún día lo perdemos, pero lo que damos prevalece eternamente.
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