Por Cristino Alberto Gómez
Foto: Zambrano, M.J. |
En la ruta del volcán Turrialba, ubicado en el cantón del mismo nombre, se encuentra el distrito de Santa Cruz, donde hacer queso es hoy, más que una tradición, el principal sustento de sus miles de familias. Su famoso Queso Turrialba le ha dado identidad al territorio y ha sido capaz de competir exitosamente en la industria quesera.
Hace menos de un siglo, el queso no era una actividad económica de alta importancia en Santa Cruz. Si bien hay registros de fabricación de queso casero desde 1870, en ese entonces la economía era dominada por el café y la caña de azúcar, dos importantes productos agrícolas que ocuparon por mucho tiempo los primeros lugares en las exportaciones de Costa Rica. No sería sino desde los años cuarenta cuando Don Florentino Castro (Flor) y su familia, que habían llegado en 1917, se harían famosos por producir en la Hacienda el Volcán Turrialba cuatro tipos de queso: Cheddar, Mantequilla, Número Uno y Turrialba, los cuales transportaba a San José para venderlos en un establecimiento llamado Café Moka. Debido al tiempo necesario para llevar el producto desde Santa Cruz hasta la ciudad capital, resultaba un queso maduro que fue muy bien aceptado en el mercado.
Con la muerte de Don Flor en 1955, su hacienda se divide y se dedica en su totalidad a producir leche que vende a la Cooperativa Dos Pinos. Sin embargo, dos décadas más tarde, por las dificultades de transportar la leche debido al mal estado de los caminos, parte de la familia decide elaborar quesos para el mercado local en la Hacienda Palmira, una de las cinco subdivisiones resultantes, retomando así la costumbre de Don Flor y diversificando los productos
Paralelamente con los descendientes del gran exponente de la industria quesera en Santa Cruz, muchas otras familias han encontrado en este sector una oportunidad de negocio, aprovechando que la zona es conocida por su tradición de quesos. Con el tiempo ha crecido la producción del queso fresco, superando las cantidades generadas del queso maduro original.
Los habitantes de la zona han podido reconocer que en un mercado cada vez más amplio desaparecen quienes ofrecen siempre el mismo producto mientras las ventajas acompañan a aquellos emprendedores que tienen la capacidad de innovar. Decenas de miles de turistas visitan Santa Cruz cada año con dos claros objetivos: llegar a las cercanías del volcán y probar el bien afamado Queso Turrialba.
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