para merecer lo dulce,
para suponerse dueño,
para que el gobierno escuche?
El criollo sufre el desprecio,
el desamparo y la lucha
para merecer un techo,
para imaginar la industria.
¿Qué magia tuvo el de afuera
cuando se llevó el azúcar,
cuando nos tomó la tierra,
cuando nos dejó la tumba?
Pero canta el extranjero
en babélicos idiomas
cuando le venden el pueblo,
cuando le piden limosnas
indignos representantes
que no imaginan que duele
cada estación en el rancho,
cada golpe de machete.
¿Qué brillo tiene la mina
que destruye el patrio suelo,
enamora a los ministros
y envenena a los mineros?
Siguen sonando las máquinas
demoledoras de cerros
y más abajo los llantos
de innumerables entierros.
¿Qué ritmo tiene el latido
de los que botan el cuero
para que vistan de lino
los hijos del extranjero?
Cristino Alberto Gómez
18 de octubre de 2010
Hola mi hermano! Demás está decirlo lo mucho que aprecio su ser intelectual, su entrega a la poesía, a las letras, a la inspiración primero. Como siempre, muy bueno!
ResponderBorrarNota: Recuerde que está abierta la invitación a venir al colegio para que tengamos una conversación con mis alumnos de poesía y otras cosas interesantes..., Francisco Paulino.