Estoy tirado al frente junto a la puerta y llamo
soñando que te acerques a conversar conmigo.
Yo fui de tus mañanas el que acortó las horas;
tú fuiste de mis días el aire, el vino, el trigo.
Recolecté los pétalos de la olvidada rosa
que acompañó mis lágrimas el día que caí
como las ramas caen cuando la brisa llega.
Con tu recuerdo dulce no supe más de mí.
Llévame entre tus brazos a donde vayas, vida.
Quédate con mis horas cuando te sientas triste.
Abrazaré tu cuerpo y escucharé tu canto.
Bendeciré el momento cuando hasta mí viniste.
Cristino Alberto Gómez
17 de julio de 2010
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