Hace tiempo que cortó los árboles.
Llora el aire cuando le recuerda;
desalojo, considera un ave.
Brilla el cielo, como cuando llega.
No recuerdo si recuerdo el tiempo.
Son confusos el color y el paso
de su huella, derramando sueños.
Canta un grillo, resto del ocaso.
Es el río de color amargo;
son sus aguas de sabor lloroso.
De sus llantos emergió el letargo.
"¡Es temprano!", grita frente al pozo.
"¿Quién castiga sin razón el río?",
se pregunta, como de inocencia.
¡Qué profundo se encarnó "lo mío"
en la frente que olvidó la ciencia!
Cristino Alberto Gómez
17 de septiembre de 2014