Cinco días o seis son poco tiempo
porque existen las ganas
de vivirlos eternos.
Nos preguntan las piedras del río
la magnitud de un beso.
Tú te acercas a mí, yo te descubro.
Habitan maravillas en tu cuerpo.
Comentan tus amigos y los míos.
que somos indiscretos.
Mi cara se despega porque en casa
me reprenden y tiemblo.
Cinco días o seis son un segundo
-los quiero eternos-
y trescientos sesenta interminables
sin tus besos.
Cristino Alberto Gómez
21 de marzo del 2008
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