¿Quién ha dicho que moriste?
Amaste demasiado
y creció tu corazón.
Fuiste en busca de otro cuerpo.
Tanto amor no cupo en tu pecho.
¿Fue la razón?
Sigo soñando un corazón
desde las horas y mares
que te alejan de mi llanto.
Aún escucho tu canción
andando por las calles.
A veces también la canto.
No he encontrado la razón
para que no te quedaras.
¿Dónde está la ciencia?
¡Cuanto amó tu corazón!
¡Qué alegría en tu mirada!
¡Qué amarga tu ausencia!
¿Quién ha dicho que moriste?
Aún no creo que te fuiste
sin decirme nada.
Sólo sé cuanto sufriste,
y aunque este fin sea tan triste,
que tu luz nunca se apaga.
Cristino Alberto Gómez
26 de marzo del 2008
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