La noche muge,
triste y vacía.
Sienten los búhos
tu ausencia y lloran.
Los cocuyos
rehacen tus ojos,
y dibujan tus lágrimas
en cada hoja que aluzan
de donde brotan mis versos.
Evoco tu piel
grácil como el viento,
y tu dulce canto
que endulzaba mis noches.
Me asusta el silencio
de cada segundo
infinito.
Me indigna el tiempo.
El chillido de los grillos
desespera mis oídos.
Respiro.
Cuento mil horas
y abro los ojos
al desengaño:
no existe el tiempo;
sólo instantes eternos.
Cristino Alberto Gómez
13 de Junio del 2008
Hola Cristinio.
ResponderBorrarJenifer Perez.
Dejando una huella en tu blog, pude apreciar, los primeros versos que encabezan tu blog.
Exitos mi amigos, seguiremos encontrándonos en el trayecto de las letras dulce de los poemas.
Te invito a que sigas escribiendo, que la pereza y el desánimo, no te desalienten.
Un beso y un fuerte abrazo compatriota.
Dios te bendiga