Cristino Alberto Gómez
Ante la degradación de los ecosistemas y
recursos naturales como producto de las actividades humanas orientadas por
modelos insostenibles, llegamos a un punto consciente en el que nos detenemos y
tratamos de encontrar las causas del fallo en nuestras formas de producción.
Allí surge la necesidad de innovar en busca de soluciones que permitan
preservar la existencia humana y paralelamente el equilibrio con las demás
especies del planeta.
Durante muchos años, el hombre convivió en
estrecha cercanía con las demás especies de
la Tierra. En unos inicios se alimentó de frutos y luego fue agregando
nuevos componentes a su dieta, entre ellos animales que cazaba en la selva,
donde el ser humano enfrentaba los retos que el ecosistema imponía para
sobrevivir y alimentarse mientras otras especies podían estar dependiendo de su
carne para cumplir con la misma responsabilidad. En ese tiempo, la población
humana era tan alta como lo permitía la ley de la selva; los individuos dormían
en cuevas, entre las rocas o en otros refugios naturales.
Después de una extensa era de nomadismo, el
hombre se percató de las ventajas de tener más alimento cerca de su vivienda y
así se estableció por más tiempo en cavernas o en tiendas construidas por
ellos, sembrando semillas de plantas alimenticias y domesticando algunos
animales. De esa manera surgió la agricultura, cuyo origen se estima de hace
10,000 años.
La nueva condición de sedentario le generó
mayor estabilidad y seguridad, permitiéndole fortalecer las estructuras de sus
viviendas, construyendo casas y bohíos duraderos y que les ofrecieran cierto
nivel de protección ante los peligros naturales. A los instrumentos de caza
sumaron herramientas para cultivar sus patios.
Al mejorar la protección ante los peligros
naturales y aumentar la probabilidad de disponer de alimentos, las condiciones
fueron apropiadas para que la población humana creciera geométricamente y su
concentración fue formando las ciudades donde el orden social imponía la
necesidad de diversificar las actividades y aprovechar las diferentes
habilidades de las personas. Mientras tanto, los que seguían dedicándose a las
labores del campo ampliaban las áreas de cultivo para intercambiar con los
citadinos alimentos por otros bienes y servicios que les podían ser útiles y
cuya generación se les dificultaba por las condiciones del campo o la poca
disponibilidad de tiempo.
La población siguió aumentando y con ella la
proporción de personas que se dedicaba a actividades diferentes de la
agricultura. Fue así como se implementaron modelos de producción altamente
tecnificados para producir masivamente los alimentos, convirtiéndose los
agricultores en grandes empresarios. Dos eventos fueron cruciales al respecto:
la Revolución Industrial y la Revolución Verde.
El crecimiento de la agricultura pudo cumplir
la finalidad de producir más alimentos y aumentar la eficiencia económica de la
producción. Sin embargo, el costo ambiental de estos logros ha sido muy alto,
generando cambios irreparables en los ecosistemas y elevados niveles de contaminación.
Mucho tiempo fue necesario para que la
humanidad empezara a ser consciente de los daños que la agricultura y otras
actividades estaban causando sobre los recursos naturales y la ecología. Nace
el concepto del desarrollo sostenible en la segunda mitad del siglo XX y se
fortalecen ideas que habían empezado a inicios de siglo proponiendo en la
agricultura la consideración de los conocimientos campesinos y la observación
de los procesos naturales para planear la actividad productiva.
La agroecología propone la producción de
alimentos saludables a través de un modo de cultivo lo más independiente posible
de insumos externos. Así, aprovechando de una manera creativa los recursos de
los cuales se dispone, se puede organizar la actividad agrícola de manera tal que
el sistema sea autosuficiente.
En la práctica he tenido la oportunidad de
aprender sobre este tipo de agricultura durante mis años de estudios en la Universidad
EARTH, Costa Rica, y comprender que los principios de la agricultura ecológica
no sólo son aplicables sino que también se acercan cada vez a lo
imprescindible. Otra experiencia ha sido el inicio de un proyecto agroforestal
en la comunidad de Fondo Grande, en el cual aplicamos las bases agroecológicas
para establecer sistemas de producción que integran cultivos perennes y anuales
con árboles para que las familias puedan generar ingresos sostenidos a través
del año. Se espera que dentro de cuatro años queden establecidos sistemas
orgánicos de cacao con árboles frutales y de sombra; en el tiempo precedente,
se aprovechan cultivos de ciclo corto. Es de señalarse que a los sistemas
agroforestales orgánicos con cacao se les atribuyen las funciones de ejercer
efectos reguladores de la calidad del aire y del agua, así como de mantener el
equilibrio ecológico.
En la agroecología, el suelo no es más
considerado un sustrato, sino un sistema vivo. Cada organismo cuenta y la tarea
es mantener el equilibrio. Según esta corriente, innovar no es solamente
inventar nuevas tecnologías, mucho menos si ellas requieren de insumos externos,
artificiales y sintéticos para tener éxito, sino que incluye maneras creativas
de integrar los componentes de cada sistema agropecuario para mantener la
fertilidad del suelo y la diversidad genética de los ecosistemas, evitar la
contaminación y permitir que el trabajo sea saludable.
13 de abril de 2010
@CristinoAlberto
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