Muchas personas a lo largo del tiempo se ha preguntado en algún momento sobre la importancia verdadera de la poesía. En un mundo globalizado, en el constante ajetreo del diario vivir, en un mundo superfluo y material, en estas horas convulsas y nocivas de la generación en la cual nos ha tocado vivir, se alza esa inmensa pregunta: ¿Por qué escribir poesía? Entre tanta necesidad, violencia, dolor, y decadencia, ¿para qué entonces sirven los poetas? La respuesta es simple, la poesía no tiene otra utilidad más que para hacer a las personas más humanas y sensibles en medio de tanta miseria en la que estamos inmersos.
Ya así lo habían planteado autores como Nietzsche y Albert Camus, “el arte nos salva del absurdo”. Nótese que en la sentencia anterior, el absurdo representa ese contexto que nos rodea, insensible y sin sentido. El arte en general, como diría Jorge Luis Borges, tiene que tener el objetivo de llevar paz a las personas. De otro modo, este se convierte en simple divertimento, escapismo absurdo, a lo que n os tiene acostumbrado el sistema sociocultural en que vivimos.
Partiendo desde las premisas anteriores, hoy tenemos el gusto de presentar la Opera Prima del joven poeta dominicano Cristino Alberto Gómez, titulada Ha vuelto el agua. No se puede dejar de recordar en este instante, la experiencia que todo poeta joven siente a la hora de publicar su primer libro. Solamente el autor sabe el esfuerzo que conlleva una publicación, desde su escritura hasta la editorial, un hermoso calvario por el que se camina gozoso. Pablo Neruda nos comenta desde su autobiografía Confieso que he vivido esa experiencia de su primer libro, las penurias económicas por las que tuvo que pasar para poder publicar su Opera prima, Crepusculario, siendo el autor tan solo un pobre joven universitario de veinte años y bajo la mano dura e inquisidora de su padre. Nos comenta el bardo chileno que ese día salió de la editorial con una caja llena de sueños en su hombro, con hambre y los zapatos rotos pero con una alegría inigualable de saber que su primer libro de poesía al fin pudo ver la luz. Es un sentimiento que está presente por una sola vez. Por eso amigos y amigas, nos sumamos a la celebración y a la alegría de Cristino Alberto Gómez.
En lo que concierne al tema o los temas incluidos en este libro, podemos decir que el libro presenta un hilo conductor en todo el recorrido de su lectura, ese tema es el amor. Difícil tema de tratar en poesía después de tener ejemplos como Bécquer, Góngora, Shakespeare, la generación del 27, entre otros. Las escuelas literarias pasan, los buenos poetas y los buenos poemas perduran de generación en generación. El amor es quizás uno de los pocos temas que nunca serán tópicos frecuentes o lugares comunes en la vida de la poesía. El reto pare el poeta es seguramente decir algo nuevo con este tema. En Ha vuelto el agua, el poeta dominicano nos propone el tema del amor como una analogía erótico-elegiático asumida a través del simbolismo con la naturaleza. Poemas como En la Montaña, En la Playa, Versos de Amor al Escondite, Entre las Flores, son claros ejemplos de esta tonalidad erótico-elegiático de la que hablamos: “Nos preguntan las piedras del río / la magnitud de un beso” dice el poeta, entre una trascendencia limitante sobre los que se podría llamar panteísmo, porque es precisamente en la naturaleza donde el joven autor no sólo ve a su amada o a su musa sino que en la naturaleza es visto asimismo Dios, esa divinidad en la que el poeta se aferra con fe para moldearse en un espíritu sensible a todo lo que nos rodea, como un gran observador, un niño que se detiene en medio del camino para escuchar el sonido del tiempo. Ese panteísmo innato nos hace recordar con ternura la herencia de Walt Whitman, sus gloriosas Hojas de Yerba.
Por otra parte, el tema de la amistad, como en José Martí, es otro aliciente por medio del cual Gómez nos remite a los más profundos anhelos de recobrar ese paraíso perdido que denominamos la infancia. Esto se puede afirmar después de leer los poemas Cantaré Contigo, Elegía por la Muerte de Cesáreo, Eres tú, Compañero, entre otros.
Asimismo, el poeta nos da pinceladas referentes al subtema de la belleza y la divinidad, la glorificación del ser amado como un todo, el sutil alimento del dolor, y la demistificación de la verdad judeo-cristiana e incluso del poeta mismo, donde Dios quizás se vuelve más humano. Hay en estos poemas saudades que nos recuerdan a Rubén Darío y su poema Lo Fatal, ese amor adolescente y no correspondido, condena común para el hombre promedio.
También tenemos poemas donde el joven autor rememora su exilio personal, su amada República Dominicana y su nueva madre Costa Rica, donde reside desde hace varios años. Testimonio de esto lo podemos encontrar en los poemas Pequeña distante y Los Pueblos Raleados donde “Aquí nos dejaron / las montañas, los volcanes, / almendros y guayacanes / yigüirros, lapas, tucanes, / terciopelos y caimanes…”
La muerte por su parte, juega su papel en el libro como un paciente espectador del cual el poeta llega a enfrentarse temeroso y se acuesta con ella, como diría el poeta costarricense César Angulo: “La muerte es una puta descarada / se acuesta con todos algún día”. En el poema Hallar la muerte, el poeta acude a ese fatal encuentro del que sale victorioso por medio de la poesía. Acaso sea lo único que nos salve.
Así bien, el lector de este libro disfrutará momentos entrañables con la sensibilidad poética y se verá inmerso en un mundo imposible fuera de la experiencia de la poesía, un mundo perfecto y monstruosamente bello, del cual las almas salen purificadas, ungidas con esa libación de paz y belleza que sólo la poesía puede dar.
Juan Carlos Olivas
Poeta
Paraíso de Cartago
22 de abril, 2010.
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Palabras pronunciadas por Juan Carlos Olivas, poeta costarricense, para presentar el libro "Ha vuelto el agua" de Cristino Alberto Gómez, el viernes 23 de abril de 2010 en la Biblioteca Orton, CATIE.
Juan Carlos Olivas nació en Turrialba, Costa Rica, en 1986. Es estudiante de Enseñanza del Inglés en la Universidad de Costa Rica. Se desempeña como docente y poeta. Es cofundador de distintos grupos literarios junto a otros compañeros de su ciudad natal. Su obra ha sido publicada en periódicos, revistas y antologías de su país. Algunos poemas suyos han sidos traducidos al italiano y al francés. En el 2007 gana el Premio Lisímaco Chavarría Palma, de la ciudad de San Ramón, también fue primer finalista en el Premio Angel Miguel Pozanco de Poesía 2009, en Barcelona, España. En octubre del 2009 fue uno de los poetas invitados a participar por Costa Rica en el VIII Festival Internacional de Poesía de El Salvador. Tiene publicado el libro La Sed que nos Llama (EUNED, 2009).
Algunos de sus poemas pueden ser leídos en su blog: http://losuciodelosangeles.blogspot.com
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