No quiero de la vida sensaciones
que canten el vacío de un lugar
donde de sueños falto y confundido
se consume al final
quien por el tiempo anduvo cual sin ala
perdida el ave que no sabe ya
de donde es proveniente y mucho menos
la rama adonde va.
Rechazo de mis horas los momentos
cuando la vasta fuerza de luchar
se vuelva aquella furia que leones
no saben imitar.
Que venga reducido el calendario,
que la mañana espere si al llegar
aún no está segura que sus soles
aclararán caminos sin quemar.
Hagamos del desierto verdes campos,
miremos las montañas sin llorar,
cantemos a la tarde que comienza
una esperanza más.
Hallemos de la vida cuantas mieles
tan dulces construimos con afán
pero no más cañones ni poderes
que apagan la canción de la verdad.
¡Gritemos que es temprano y amanece
el día de la paz!
Cristino Alberto Gómez
Embajador Universal de la Paz
Ambassadeur Universel de la Paix
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