sin ofrecerle más que una mirada
al campo triste luego de la riada,
vine tan sólo a recitar un verso.
Si es que me trajo quien me lleva y trajo
una señal que colocó en mi anverso
nunca lo supe, mas remito el verso
con que del alma festejó el trabajo.
He recibido sin ningún esfuerzo
la dulce gracia de la propia vida
que los andares de mi paso rige
y ofrece todo si una vez exige.
Antes de mi alma gestionar la huida
ha decidido recitar un verso.
Cristino Alberto Gómez
3 de mayo de 2011
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