Perseguir objetivos personales a través de la política es contradictorio, pues ella es en esencia un asunto de colectividad. Tiene que ver con la gestión de recursos, capacidades, esfuerzos y voluntades para buscar el bien común, es decir, el bienestar social.
Esperar favores a cambio de nuestra participación política y electoral es, cuando menos, indignante. El derecho y el sagrado deber de formar parte de los esfuerzos comunes para lograr en la colectividad fines que no son posibles o eficientes en la individualidad no deben depender de la voluntad de una tercera persona. Tomar decisiones conscientes en el día a día es una facultad de cada ciudadano, que es ante todo un ser humano.
La dignidad de cada hombre o mujer debe ser respetada, defendida y fortalecida en cualquier proceso que tienda a mejorar sus condiciones de vida con acompañamiento de otros actores. En el caso de las decisiones políticas, la autoestima de las personas puede fortalecerse a medida que ellas logran mayores niveles de participación e incidencia, comprendiendo que pueden formar parte de la discusión y búsqueda de soluciones a la problemática social que les afecta.
Los modelos políticos basados en el clientelismo y el amiguismo no pueden resultar en procesos de generación sostenida de mejores condiciones de vida para la gente porque crean y eternizan relaciones de dependencia y exclusión que someten a la población entre la mentalidad de víctima y la ingobernabilidad.
Un modelo diferenciado de hacer política debe procurar la emancipación de las personas y los pueblos, el reconocimiento de su dignidad y la generación de verdadera libertad para hacer ciudadanía. En este sentido, la formación política desde una conciencia crítica y la promoción de un civismo activo se vuelven imperativos. La oportunidad para que la gente identifique sus potencialidades y limitaciones puede servir de base para la promoción del cambio. Es muy relevante determinar el origen de las limitaciones, mas solamente como punto de partida para enfrentarlas en la raíz. El enfoque debe ser propositivo y considerar genuinamente los impactos de las acciones de hoy sobre el escenario a largo plazo para las personas, las sociedades y el medio en el cual se desenvuelven.
Cristino Alberto Gómez
3 de abril de 2015
@CristinoAlberto
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