El fuego está mojado,
sí,
casi se ahoga
con mis tórridos caudales
los que alimentan
la holgura de sus llamas.
Está mojado,
sí,
mas no se apaga.
Las lágrimas también
arder supieron
y asar los más profundos
de tantos sentimientos.
Ellas también le dieron
la luz a mis mañanas,
el fin a mi silencio,
calor a mis palabras;
para vivir mataron
mis angustias, mis ansias;
para salir quemaron
lo que de ti quedaba.
Está mojado.
¡El fuego está mojado!
Con él se van borrando
y al fin se esfuman tantas
agridulces palabras,
colmadas de recuerdos.
Al fin hoy se hace fuego
lo que una vez fue agua.
Cristino
Alberto Gómez
Costa Rica, 24 de octubre del año 2006
@CristinoAlberto
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