No debe sorprender mi copla triste.
Dijiste que volvías
cuando te fuiste.
Dijiste que volvías
cuando te fuiste.
Después de amenizar mis fantasías,
la espalda me ofreciste
mientras hacías
la espalda me ofreciste
mientras hacías
promesas para el tiempo que no existe.
Soñé que ya estarías
y no viniste.
Soñé que ya estarías
y no viniste.
No vengo a suplicar. Las melodías
que airean tu ventana
son de los días
que airean tu ventana
son de los días
que esperan por llegar, porque mañana,
quizás como quisiste,
sabrás lejana
la voz que sin pensar desconociste.
Resuena hasta en tu sábana
porque te fuiste.
Cristino Alberto Gómez
3 de enero de 2016
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