Porque
vivo tantas cosas
que te quiero
agradecer,
desde el mero
pensamiento
hasta el arte de
crecer,
¡déjame nacer!
Porque supe del
abrazo
que quisiera conocer,
porque sueño con el cielo
y el mentado amanecer,
¡déjame nacer!
Para luego comentarte
de las horas que nadé
cuando supe que podría
ser motivo de tu fe,
¡déjame nacer!
Te prometo que si dejas
voy a comportarme bien.
Si me mandas a la escuela,
ya verás que traigo un cien.
¡Déjame nacer!
Porque yo no sé de miedo
ni tampoco de placer,
sólo sé que ya te quiero...
¿tú me amas, puede ser?
¡Déjame nacer!
Del espacio solitario
donde ya me sé mover,
soy el grito que suplica
desde el fondo de tu ser:
¡déjame nacer!
Cristino Alberto Gómez
10 de febrero de 2017
@CristinoAlberto
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