Para no morder la mano
que responde a mi clamor,
voy a consumir temprano
cada guiño del dolor.
Por considerar el canto
de las horas que se van
y morigerar mi llanto
como fierro en el desván,
yo repartiré mis huesos
cuando llegue la tormenta
y reclamarán traviesos
el futuro que los tienta.
No repararé en la lluvia
de mis ojos confundida
si en el corazón diluvia
antes de trillar la huida.
No funcionará mi nombre
cuando sepan que partí
mas verán que he sido el hombre
que soñé saber de mí.
Cristino Alberto Gómez
18 de septiembre de 2017
@CristinoAlberto
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