Tu belleza no la cubren las páginas de mis cartas,
tu corazón no lo toca el frío de mis mañanas,
y con la venda mojada de sus espejuelos rojos
la belleza de tu alma no la alcanzan estos ojos
que se queman infernales en el fuego de los días
que suceden cuales noches invernales me resfrían.
No me arrepiento de amarte ni a tu ausencia me resigno.
Ven, no he logrado olvidarte entre estas copas de vino.
Sácame este corazón. Derrama sobre mi cuerpo
ese líquido latente que aún conserva tu recuerdo.
Cristino
Alberto Gómez
Costa Rica, 28 de febrero del 2006@CristinoAlberto
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